“Ser madre debería ser casi una condición para la ciudadanía” es una frase de la filósofa Carolina Olmos y esta cualidad innata la tiene intacta la patrullera Margorie Garnica del Grupo de Protección a la Infancia y Adolescencia, quien al enterarse que la hermosa Valentina fue abandonada por su progenitora en una casa de la comunidad indígena Mituseño, cuando apenas tenía seis días de nacida tomó la noble decisión de apoyar su crecimiento.
Con un corazón gigante a diario visita a este angelito tras montar una motocicleta y atravesar caminos de herradura para arribar al resguardo indígena y amamantarla además de brindarle mucho amor.
Esta niña se encuentra bajo la custodia del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), pero en un hogar sustituto de la comunidad antes mencionada, todos los uniformados de esa localidad se sientes padrinos para garantizar su manutención.