En el marco de la Estrategia Integral contra el Narcotráfico, la Policía Nacional a través de la Dirección Antinarcóticos en la terminal marítima más importante del país logró la ubicación de una sustancia estupefacientes oculta en unas tulas, a través del trabajo de perfilamiento que allí adelantan los uniformados para identificar la carga a exportar.

En un principio el contenedor de nacionalidad mexicana había sido cargado con elementos médicos desechables, la inspección en los patios de aforos contó con la ayuda de un escáner para observar detenidamente el interior del mismo, la sospecha se originó porque los uniformados observaron los sellos de seguridad alterados.

Después de revisar las imágenes de este moderno equipo se pudo ver en detalle que al interior del contenedor no solo había elementos médicos desechables si no que también se encontraban dieciocho tulas negras con unos paquetes rectangulares similares a las “panelas” de coca.

En el mismo lugar se vacía el contenido total de este contenedor, observando que las tulas halladas contenían una sustancia pulverulenta de color blanco, una vez se realizan las pruebas periciales se determina que se trata de clorhidrato de cocaína.

Las investigaciones que se adelantan contra las organizaciones narcotraficantes precisan que la contaminación de los contenedores se hace a través del sistema de “preñado”, consistente en violentar los sellos de seguridad una vez ha sido revisado.

Es de anotar que el contenedor estaba casi listo para subir a la embarcación que lo llevaría con destino a Rotterdam en Holanda, solo la pericia de los uniformados impidió que 835 kilos de clorhidrato de cocaína llegaran a Europa.