En diciembre de 2011, las Naciones Unidas designaron el 21 de marzo para conmemorar el síndrome de Down, con el fin de generar una mayor conciencia pública y reconocer la dignidad, valía y contribución de las personas con discapacidad intelectual.
Este síndrome es una alteración genética causada por la existencia de material genético extra en el cromosoma 21. Su incidencia está estimada a nivel mundial entre 1 por cada mil personas.
Quienes padecen este trastorno suelen presentar más problemas de salud, sin embargo, los avances médicos les han conseguido mejorar la calidad de vida a través de la vigilancia del desarrollo físico y mental, la intervención oportuna con fisioterapia y educación especial inclusiva. Actualmente, la expectativa de vida supera los 60 años. Uno de los problemas que más conllevan es el trato social al ser excluidos, infravalorados o, incluso, maltratados y abusados.
Las complicaciones que pueden desarrollar son defectos cardiacos, gastrointestinales, trastornos inmunitarios, apnea del sueño, obesidad, leucemia o demencia, entre otros.
Las características más frecuentes en personas con Síndrome de Down es su aspecto facial definido: rostro aplanado, cabeza pequeña, cuello corto, lengua protuberante, manos anchas y cortas, dedos cortos, flexibilidad excesiva, baja estatura y manchas blancas en el iris del ojo, de acuerdo a la Clínica Mayo.
Un factor de riesgo que puede provocar el nacimiento de un bebé con este trastorno es la edad avanzada de la madre, debido a que los óvulos tienen más riesgo de división cromosomática inadecuada.
La Dirección de Sanidad promueve el respeto, el derecho a la igualdad, el derecho a la oportunidad y la protección ante cualquier tipo de abuso o discriminación a esta población.