El adiós a dos patrulleros unidos por el deber y la amistad

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Ahora patrullan desde lo alto, como guardianes eternos de la esperanza, la lealtad y el amor por esta patria que hoy los llora... pero no los olvida.

La Policía Nacional de Bolívar está de luto. Pero más que eso, está herida en lo más profundo de su alma. Dos de los suyos se han ido. No por descuido. No por falta de valor. Sino por un destino cruel que, en un solo golpe, arrancó dos vidas forjadas en el servicio, la nobleza y la hermandad.

El coronel John Edward Correal Cabezas, comandante (e) del Departamento de Policía Bolívar, lo expresó con el alma desgarrada: “Hoy no perdemos solo a dos patrulleros. Perdemos a dos hijos del uniforme. A dos hermanos del alma. A dos jóvenes valientes que representaban lo mejor de esta institución. Su ausencia duele… pero su ejemplo vivirá para siempre.”

Miguel y Carlos salieron a prestar apoyo durante las corralejas de Hatillo de Loba, en el sur de Bolívar. Lo hicieron como siempre: riendo, cantando, soñando. No hubo despedidas, ni presentimientos. Solo un destino cruel que decidió llevárselos el mismo día… con apenas unas horas de diferencia.

La muerte, a veces, parece entender de lealtades. No separa lo que el alma ha unido, ni deshace lo que la amistad ha tejido en los silencios compartidos. Miguel partió primero, como quien abre paso entre sombras. Y Carlos, incapaz de concebir el mundo sin su amigo, lo siguió. Sin queja. Sin miedo. Solo con la lealtad intacta y el corazón dispuesto a reencontrarse.

La tarde de este viernes 25 de julio de 2025 volvió a teñirse de luto para la Policía Nacional. Carlos Eduardo Julio Jiménez, patrullero de apenas 24 años, perdió la vida tras una intensa lucha en una clínica de Bosconia, Cesar. Durante horas, médicos batallaron por salvarlo; sus compañeros oraron, su madre esperó con el alma en vilo. Pero las heridas provocadas por un brutal accidente fueron irreversibles.

Una volqueta —que, según testigos, invadió su carril— lo embistió de frente en la vía Mompox–Guamal, destrozando la motocicleta que conducía y desatando una tragedia que aún estremece a su institución.

Miguel Alexander Rebolledo García, su compañero del alma, quien viajaba como parrillero murió en el acto. Desde entonces, algo en Carlos parecía haberse apagado. Como si su corazón —destrozado por dentro— ya hubiese emprendido también el camino de regreso.

Carlos había nacido el 19 de julio en Arjona, Bolívar, pero se crió en Restrepo, Meta. Allí, entre partidos de fútbol y desafíos cotidianos, se formó un joven tenaz, con carácter y nobleza. La vida no le ofreció facilidades, pero él jamás pidió atajos. Prestó servicio militar en la Armada Nacional, y en 2024 ingresó con orgullo a la Policía. Se graduó en la Escuela de Carabineros Alfonso López Pumarejo y fue asignado a la Fuerza Disponible de Bolívar. Allí conoció a Miguel. Allí nació una amistad que se convirtió en hermandad.

Lo llamaban “el loquito del grupo”. Siempre con una risa lista, una ocurrencia en la lengua y el alma encendida. Tenía el don de la alegría y la habilidad de aligerar hasta las jornadas más duras.

Amaba el fútbol, cantaba con pasión canciones de Farid Ortiz, y hablaba sin parar… pero, sobre todo, hablaba de ella: su mamá, doña Elida. Su refugio. Su razón. Su más grande amor. “Ella es mi todo”, decía con ternura y orgullo, desarmando hasta al más serio.

En apenas diez meses como patrullero, acumuló ocho felicitaciones oficiales. Pero su verdadero legado está en las memorias que deja: en las risas compartidas, en los abrazos espontáneos, en la energía que llenaba cada patrullaje.

Miguel Alexander Rebolledo García también tenía 24 años. Barranquillero de alma caribe, era una mezcla hermosa de alegría, talento y nobleza. Amaba al Junior, bailaba salsa con pasión, y dibujaba sueños en sus cuadernos. En ellos dejaba plasmado lo que no decía: su sensibilidad, su visión del mundo, su esperanza.

Llevaba poco más de un año en la Policía y ya había recibido 12 felicitaciones. Era respetado por sus superiores y querido por sus compañeros. Silencioso pero atento. Disciplinado sin rigidez. Miguel era ese tipo de compañero que siempre estaba, aunque no hablara mucho. Ese que se vuelve imprescindible sin hacer ruido. Ese que, cuando falta… deja un vacío imposible de llenar.

Quizás nunca fue necesario que uno se quedara sin el otro. Quizás, en esa amistad tejida con lealtad, se pactan silenciosamente destinos compartidos.

“Carlos no soportó quedarse. Tal vez escuchó a Miguel desde el otro lado decirle: ‘vamos, hermano, que aún nos falta la última ronda’... y decidió irse con él”, dice uno de sus compañeros, con la voz quebrada por el dolor.

Carlos y Miguel cayeron con honor, con el uniforme limpio y el corazón firme. Se fueron cumpliendo con un juramento que nunca traicionaron. No pueden ser una cifra más en una estadística. Sus nombres deben grabarse en la memoria del país como héroes, como jóvenes que, pese a todo, eligieron servir, proteger y amar a Colombia desde la primera línea del deber.

Porque hay vidas que no se miden en años, sino en huella. Y ellos dejaron la suya: en el niño que los saludó con admiración, en la madre que aún los espera, en la patrulla que se quedó sin su risa.

Descansen en paz, patrulleros. Su ronda no ha terminado. Ahora patrullan desde lo alto, como guardianes eternos de la esperanza, la lealtad y el amor por esta patria que hoy los llora… pero no los olvida.

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Policía Nacional al servicio de los derechos y la inclusión.

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A través del grupo de Derechos humanos, se exalta el liderazgo, la lucha y el legado de las mujeres afrodescendientes en la construcción de una sociedad mas justa e inclusiva.

Con un acto simbólico, la institución quiere reconocer el papel fundamental que desempeñan las mujeres afrodescendientes en todos los ámbitos de la vida social, cultural, política y comunitaria. Su lucha incansable por el reconocimiento de sus derechos, su dignidad y su identidad ha sido un ejemplo de resistencia, sabiduría ancestral y fortaleza colectiva.

Expresando su más profundo agradecimiento y admiración hacia cada mujer afrodescendiente que, desde su entorno, impulsa transformaciones positivas, abre caminos de libertad y siembra esperanza para las nuevas generaciones. Su legado, muchas veces invisibilizado, es parte esencial del tejido social y cultural de nuestro país.

Desde la Policía Metropolitana de Ibagué reafirman su compromiso institucional con la promoción de los derechos humanos, el respeto por la diversidad étnica y cultural, y la construcción de entornos libres de cualquier forma de discriminación. 

Sumándose a los esfuerzos por garantizar la participación plena, libre y segura de las mujeres afrodescendientes en todos los espacios de la sociedad.

Al respecto, Liliana Mosquera Murillo, representante de la Asociación de Mujeres Víctimas Cabezas de Familia, manifestó:

“Hoy conmemoramos el Día de la Mujer Afrolatina, Afrocaribeña y de la Diáspora Africana. Damos agradecimiento a todas esas mujeres que, durante muchísimos años, han dado la lucha por nuestros derechos humanos y por estar siempre presentes en la historia. Nosotras, las mujeres afrodescendientes de Colombia, siempre trabajaremos con nuestra Policía Nacional y vamos a continuar llevando este legado tan importante por medio de nuestros saberes, sabores y costumbres ancestrales.”

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Alias “la mona” fue capturada por porte de estupefacientes en el parque Galarza

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La Policía capturo en flagrancia a una mujer que portaba 190 dosis de marihuana.

En el marco de la estrategia integral “Ibagué, Seguridad para Todos”, la Policía Nacional logró un importante resultado en la lucha frontal contra el microtráfico, con la captura en flagrancia de una mujer de 27 años, conocida con el alias de “La Mona”, por el presunto delito de tráfico, fabricación o porte de estupefacientes.

Este resultado operativo se produjo gracias a las acciones de patrullaje, registro y control adelantadas por uniformados adscritos a la Zona de Atención Policial No. 7, quienes, en desarrollo de su labor preventiva, interceptaron a una mujer en actitud sospechosa sobre la carrera 3 con calle 19, en inmediaciones del parque Galarza.

Durante el procedimiento, los uniformados le practicaron un registro personal, hallando en su poder un paquete que contenía 190 dosis de marihuana tipo cigarrillo, listas para su distribución, además de un teléfono celular, presuntamente utilizado para coordinar actividades delictivas relacionadas con la venta de estupefacientes.

La capturada y los elementos incautados fueron dejados a disposición de la Fiscalía General de la Nación, para adelantar los trámites judiciales correspondientes.

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GS-2025-125241-DECUN respuesta a la queja del ticket 719108-20250708

GS-2025-125241-DECUN respuesta a la queja del ticket 719108-20250708
Fecha fijación
-
Tipo de acto administrativo
Comunicación oficial
Nombre
GS-2025-125241-DECUN respuesta a la queja del ticket 719108-20250708
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Cundinamarca
Número proceso
GS-2025-125241-DECUN respuesta a la queja del ticket 719108-20250708

La Policía Metropolitana de Valledupar se une al Rey Vallenato

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Una causa que transforma vidas.

En un acto de solidaridad y compromiso con las nuevas generaciones, la Policía Metropolitana de Valledupar, bajo el liderazgo del coronel Alex Durán Santos, se ha unido a la noble iniciativa del reconocido Rey Vallenato Iván Zuleta, quien está liderando una campaña para recolectar 50 acordeones que serán entregados a igual número de niños de escasos recursos.

Con esta alianza, la Policía no solo fortalece su presencia institucional en la comunidad, sino que también reafirma su papel como aliada de los proyectos que construyen tejido social y promueven la cultura vallenata como instrumento de transformación y esperanza.

El coronel Durán Santos destacó que “esta campaña no es solo la entrega de un instrumento, es sembrar sueños en los corazones de niños que encuentran en la música una oportunidad de vida. La Policía está aquí para apoyar, acompañar y construir junto con la ciudadanía”.

Los acordeones recolectados serán entregados personalmente por Iván Zuleta, quien ha tocado miles de corazones con esta iniciativa. Ahora, con el respaldo de la Policía, está más cerca de alcanzar la meta de entregar 50 acordeones que cambiarán el rumbo de muchas vidas.

Esta acción solidaria reafirma que cuando las instituciones y la comunidad trabajan de la mano, se logran grandes cosas.

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